Presentación

El Defensor del Pueblo tiene como mandato constitucional velar por la promoción y divulgación de los derechos humanos, para avanzar en la construcción de una cultura de respeto y equidad, bajo ese objetivo a inicios del 2001 implementa un conjunto de políticas y estrategias de comunicación como parte intrínseca e indisoluble de la promoción y difusión de los derechos humanos que se trabajan desde una lógica integral, para potenciar los recursos y resultados, combinando eventos educativos en valores y derechos humanos en sus diferentes modalidades, la acción multimedia masiva, grupal, e interpersonal; lo audiovisual con lo escrito y lo oral, así como acciones de ida y vuelta, complementarias y acordes con las realidades locales y regionales, desde una perspectiva de unidad nacional, con particular énfasis en acciones de comunicación interactiva: jornadas masivas, ferias educativas, eventos culturales, ciclos de cine, conciertos, visitas a establecimientos educativos, centros de salud, establecimientos penitenciarios, instituciones estatales, centros militares y policiales y una serie de encuentros con organizaciones sociales del campo y las ciudades, para promover el conocimiento progresivo y creciente de los derechos humanos.

A lo largo de su historia institucional las políticas y estrategias de comunicación permitieron desarrollar una serie de procesos y líneas de acción con incidencia significativa en instancias estatales, organizaciones sociales, sectores más vulnerables en sus derechos y diversos colectivos sociales sobre derechos humanos, con una serie de recursos que con el tiempo se convirtieron en emblemáticos de la presencia institucional, como la serie de materiales informativos sobre instrumentos normativos en derechos humanos, paquetes educativos para la capacitación con servidores públicos del ámbito educativo, miembros de la Policía o las Fuerzas Armadas, eventos culturales sobre derechos humanos, que recorrieron y siguen irrumpiendo en distintos puntos del país, o afiches institucionales que se instalaron en las paredes de escuelas, hospitales, universidades, parroquias, oficinas públicas y en sus calles, y que hoy, a pesar de las huellas que deja el tiempo, nos permiten constatar que los recursos conceptuales y técnicos a los que apelamos, en muchos de los casos sirvieron y se quedaron en las paredes o que se siguen replicando en diversos contextos, porque siguen proporcionando información, interpelando y continuarán siendo útiles.

Luego de una década de experiencia institucional reconocemos con orgullo y humildad que varios de los mensajes del Defensor del Pueblo han recorrido el país y fuera de él, por lo que muchas de nuestras estrategias hoy son replicadas por otras instituciones homólogas, y estamos seguros que ello se debe a la rigurosidad institucional con la que trabajamos largos procesos de creación conceptual, así como validación de mensajes y productos comunicacionales con distintos colectivos sociales: mujeres, jóvenes, adultos y niños/as en distintos puntos del país, tanto de capitales de departamento, ciudades intermedias y áreas rurales; con la optimización de todos los recursos técnicos a nuestro alcance como el uso de imágenes, tipografías, atractivos cromáticos, formatos y texturas, pero sobre todo, priorizando el respeto a las/os destinatarios de nuestros mensajes desde el uso del lenguaje, evitando el sexismo o la infantilización a través de diversos códigos.

Por ello consideramos necesario compartir con instituciones y personas defensoras de derechos humanos, las políticas, estrategias y planes de promoción y difusión del Defensor del Pueblo, porque estamos convencidos que en la medida en que ampliemos la socialización de experiencias positivas o exitosas coadyuvaremos a que se emprendan rutas ya validadas en procesos tan complejos como son la promoción y educación en valores y derechos humanos.

Así mismo, es fundamental que el Defensor del Pueblo de a conocer el marco conceptual de los derechos humanos sobre los cuáles se han construido las políticas y estrategias educomunicativas; porque en pocos años los desafíos impuestos por una realidad cambiante han introducido al debate aspectos importantes para repensar los derechos humanos desde la integralidad, la interculturalidad, la justicia comunitaria, los derechos de los pueblos indígenas y originarios, y por su puesto, los procesos de globalización y globalismo de los cuales formamos parte, de manera ineludible.

Albergamos la esperanza de que este instrumento coadyuve a que evitemos el “síndrome de Penélope: Tejer y destejer” o de reinventar permanentemente lo que otras instituciones ya probaron e implementaron por falta de sistematización o visibilización de sus propias experiencias, muchas de las cuáles altamente exitosas y en las que se invirtieron no sólo recursos, sino compromiso, talento, esfuerzos y sobre todo, largas horas de trabajo en contextos tan diversos como el nuestro y en temáticas complejas como son los valores y los derechos humanos.

Esperamos que el documento que ponemos a consideración de los/las lectores sea útil para la promoción y difusión de los derechos humanos, pues estamos seguros que la rica experiencia acumulada en estos años de historia institucional nos han permito constatar que la comunicación no puede ser sólo un eje instrumental, sino procesos inherentes a la socialización y ejercicio de los derechos, por ello ponemos énfasis no sólo en la comunicación como eje estratégico de la intervención defensorial, sino también, en el debate permanente, incluso con tensiones conceptuales en torno a los derechos humanos, los derechos indígenas, la interculturalidad, la discriminación y por su puesto, el rol del Defensor del Pueblo, que durante la gestión 2003 - 2008 sin duda ha sido prolífico.

Finalmente, permítanme apelar a Mario Kaplum, uno de los faros fundamentales, que con su entrega y compromiso por la comunicación afirmaba "Comunicación es una calle ancha y abierta que amo transitar. Se cruza con compromiso y hace esquina con comunidad".

Waldo Albarracín Sánchez
Defensor del Pueblo Bolivia