La historia de Saschka Yegulev es la de un alma que oscila entre el ADN heredado de su padre, el General Pogodin, un noble de sangre belicosa propia de su oficio militar –o con un oficio militar propio de su sangre belicosa– y la gracia de su madre, la hermosa y dulce Helena Petrovna. El conflicto psicológico en el joven Saschka termina resolviéndose con la intervención que en su vida hizo la realidad social que lo circundaba en la explosiva Rusia de la época.
Era también el tiempo del auge de los socialistas revolucionarios, quienes realizaban acciones armadas directas y atentados contra personeros del Zar. Al igual que más tarde lo hizo la VOP en Chile, mataron al Ministro del Interior. Trotsky les espetaba que “la deuda que los capitalistas le deben a la clase trabajadora es muy alta para que se pague con la vida de un ministro”. Pero los socialistas revolucionarios tenían en la mira de su fusil no sólo a ministros sino a todo el poder del Zar. Su ala de izquierda, los maximalistas, habían levantado un ‘programa socialista de trabajadores’ para la toma del poder. Descartando la etapa ‘democrático-popular’ del reformismo de la época, planteaban una revolución socialista inmediata.
...Todo el contexto mencionado más arriba era conocido por Miguel Enríquez ya al filo de los años sesenta; el tema general ‘Revolución Rusa’ formaba parte de nuestra agenda cultural y de discusiones en el temprano MSR; en aquel tiempo aún nos auto-denominábamos ‘socialistas de izquierda’.
..Volviendo a nuestro clásico personaje Saschka Yegulev, un entorno social saturado de condiciones pre-revolucionarias lo invita y lo envuelve en la pasión del sueño armado; el llamado del destino a los nacidos con alma dulce; la ofrenda del niño acomodado, educado y burgués por la lucha de los miserables...La forma más sublime de pureza, lo convencerá Kolésnikov, no es morir por la Revolución; es matar por la Revolución. Ahora se dedicará por entero a la política de por la razón y la fuerza.