“Alberto Daneri (Buenos Aires, 1937) ha recorrido en su camino literario diversos senderos: teatro, ensayo, narrativa, poesía. Y en todos ellos se ha encontrado como un experimentado caminante. Su lenguaje, en cualquiera de los géneros abordados, fluye ágil, desembarazado de preconceptos e iluminado por una belleza interna que permite vislumbrar un pensamiento introspectivo y analítico acerca de temas fundamentales, como pueden ser el amor, la muerte, la soledad y “Las cosas por vivir”, como titula uno de los capítulos de este último libro.
Su introspección tiene como objeto desentrañar los procesos del conocimiento, del vivir, del convivir, del hecho puntual, de lo cotidiano, a partir del dato justo, de la experiencia, exenta de aditamentos extraños y en el que el barroquismo literario es inhallable, a favor de un verso suelto, parco, despojado y bello. Es evidente que Daneri ha transitado despacioso y atento el camino de la poesía, hasta encontrar para su voz las formas más actuales, el espacio necesario a la palabra en el papel. Otorga sentido a los silencios, a las pausas imprescindibles para el ínter diálogo consigo mismo, haciendo que el lector se encuentre con una poesía que supone un intento de descifrar lo menos visible de la naturaleza de las cosas. Temores, ansiedades, nostalgias son neutralizadas a partir de la ironía o de la sabiduría, como cuando dice en “Cauce”: “Lechos de un pasado agonizante, ráfagas de aficiones/ puertas abiertas con mi corazón aprisionado/ ciudad de seda poblada de calles tapizadas por cenizas, / amantes sutiles y fragmentadas. Todo hemos disipado/ Nadie pertenece a nadie ni tiene derecho sobre nadie.”
Como señala, tan acertadamente en la contratapa, Juan Carlos Ferrari, “se aprecia en Daneri su aptitud para entregar metáforas sin que resulten forzadas u oscuras. Estos versos queman la sangre o platean el agua: son versos candentes”. (Nina Thürler en www.elarcadigital.com.ar, extraído de alguna revista literaria)