"Quizás Dios juega a los dados con nuestro destino, desperdigando las piezas de un rompecabezas que siempre vuelve a unirse de un modo u otro. Acaso sea el azar el que nos arrebata aquello que más amamos, pero puede que todo lo que nos ocurre sea simplemente el resultado de nuestros propios actos. Estas son las preguntas que atormentan a Eduardo, un pintor para quien nada tiene sentido tras la muerte de su mujer y su hija, hasta que una famosa violoncelista, Gloria Tragger, le encarga el mayor reto de su vida: pintar el retrato de Arthur, un empresario de pasado incierto. Aceptar ese encargo desencadena una espiral de emociones y acontecimientos trágicos que succiona inevitablemente a cuantas personas le rodean. Con cada pincelada, Eduardo va abriendo puertas que habría sido mejor mantener cerradas, pero que, una vez abiertas, nada ni nadie podrá volver a cerrar." -- Page 4 of cover.

Maybe God plays dice with our destiny, scattering the pieces of a puzzle that one way or another, finds a way to fit together. Maybe it's chance that robs us what we hold most dear, but perhaps everything that happens to us is simply the result of our own actions. These are the questions that haunt Eduardo, a painter for whom nothing makes sense after the death of his wife and daughter, until a famous cellist, Gloria Tragger, approaches him with the biggest challenge of his life: painting the portrait of Arthur, a businessman shady past. Accepting this assignment triggers a whirlwind of emotions and tragic events that inevitably draws in the people in his life. With every brushstroke, Eduardo opens doors that would have been better left shut, but that, once opened, nothing and nobody can close again.