En Los Sonidos del Pensar (En el teatro y la danza), Santiago Rivadeneira Aguirre se transforma en un entrevistador invisible, que se mueve en una escueta y evocadora escenografía, para descubrirnos el talante de los que amen su oficio. Frente a la boca abierta del escenario permite con una acotación certera, que la voz de los creadores llegue definida como si desplegaran el mantra de sus obsesiones, en una muestra exultante de esa pasión fuerte que significa el teatro.

Aquí aparece la vida secreta de esos funámbulos del espectáculo, hombres y mujeres, como si estuvieran hechos de magia y despertaran en medio del sueño de la memoria. Es una conversación abierta y no prevista de una familia diversa, donde subyacen destellos y contradicciones que se aclaran y enriquecen entre si desde distintas perspectivas de la experiencia —sobre el actor, la puesta en escena y sus variados instrumentos— junto a los hechos inesperados que la determinan.

El lector encontrara en una única y diferenciada expresión coral, las claves del pensamiento y el sentido de los artistas más connotados de la escena contemporánea en Ecuador: Arístides Vargas, Carlos Gallegos, José Rosales, Antonio Ordóñez, Kléver Viera, Cesar Santacruz, Juana Guarderas, Vera Khon, María Beatriz Vergara, Jorge Mateus, José Cevallos, María Luisa González, Jaime Bonelli, Toty Rodríguez, Carlos Michelena, Juan Carlos Terán, Patricio Vallejo, Raúl Guarderas, José Vacas, Jorge Guerra, Luis Mueckay, Cristina Castrillo.

Rivadeneira viene del teatro y del periodismo, que asumió desde sus años de juventud y luego en Chile hasta el golpe de Estado y muerte del presidente Salvador Allende. Su trabajo como actor y escritor, así como el seguimiento y el comentario crítico sobre la historia del teatro ecuatoriano y de Latinoamérica en importantes publicaciones, le hacen un interlocutor excepcional sobre los avatares del teatro contemporáneo, en un caleidoscopio lleno de asombros sobre uno de los oficios del arte, que exige talento y entrega.

En esta conversación directa, se traza el mapa amplio y rico del quehacer del teatro y la danza en los últimos 40 años en el Ecuador.