"Hace apenas tres décadas, la democracia liberal parecía haber conquistado definitivamente la batalla de la historia. De pronto, las señales cambiaron. Acaso fue el atentado del 11 de septiembre de 2001 lo que nos hizo sospechar que una nueva variante del mismo virus maligno se abriría paso en el nuevo siglo. Y tras aquella expresión brutal del fanatismo de la identidad religiosa vinieron otras expresiones, relacionadas con las identidades raciales, nacionales e ideológicas, y con pasiones tan antiguas como el hombre mismo, como la voluntad de poder absoluto encarnada en dictadores de un nuevo cuño. La respuesta liberal nace en este mundo inesperado en el que el poder y el fanatismo han insinuado en muchos pueblos pasiones ciegas e irracionales. Ésta es una congregación de voces, de luces tenues en un mundo oscuro, para recordar juntas que la libertad sigue siendo, y será por siempre, ese valor cardinal, 'el más apremiante que pueda proponerse al hombre'".