Café cantante: Café cantante es -en palabras de Antonio Gala- una comedia rabiosamente española. Tan vinculada de raíz a los veintitantos últimos años de España, que no deja de recordarnos su Historia y sus historias. Sus dos únicos personajes, María y Yeni, simbolizan el encuentro de una España pasada y pesada, y otra futura y más ligera; pero dudaremos qué personaje representa a cada cual, porque la anécdota que se nos cuenta -lo mismo que la Historia verdadera- tiene vacilaciones y vaivenes. Es una oscura madeja que se devana y se ordena poco a poco ante nuestros ojos..., un ejercicio de esgrima entre dos maestras, trazado con muy firme pulso por su autor. En Café cantante conviven la sátira, el drama y el género negro en una ponderada mezcla cuyo resultado final es una comedia desenfrenada en la que nada es lo que, a simple vista, parece. Ni siquiera aquello que parece se parece demasiado a lo que trata de parecer. Escrita con un lenguaje chispeante, trágico a veces, hilarante otras, poético siempre y, en cualquier caso, absolutamente testimonial, Café cantante se ofrece como una sutilísima parábola de los últimos años de vida española.
El hotelito; Sobre el escenario, cinco mujeres charlan, discuten, se reconcilian, interactúan. En realidad, cada una de ellas representa a una Comunidad Autónoma española distinta: Galicia (Carmiña), Andalucía (Rocío), Madrid (Paloma), Cataluña (Montserrat) y el País Vasco (Begoña), en una alegoría de España y la convivencia de sus regiones y nacionalidades. El país se representa en el hotelito en que todas conviven y van a vender a una extranjera a la que esperan ese mismo día. Finalmente, deciden mantener el hotelito y continuar juntas.