Transcurre la acción de la novela en una semana escasa, semana llena de emociones, ansiedades y sorpresas para su protagonista: Eva, la linda corista de opereta. Ésta, cuando menos lo pensaba, se vio mezclada en una singular aventura que la lleva, con nombre supuesto, desde los suntuosos hoteles madrileños y lisboetas, a las cosmopolitas playas de Estoril, a las misteriosas umbrías de Cintra. ¿A qué muchacha no le hubiera gustado tomar parte en tan singular aventura? «El Club de los Silenciosos», entidad de fama mundial, iba a recibirla en su seno, permitiéndola vivir unos días inolvidables en la finca portuguesa que había albergado a tantos seres extraordinarios. Pero, ¿es posible que un hombre atractivo y arrogante, más atractivo aún por el misterio que le rodea, viva junto a una linda muchacha, sin poder ni siquiera dirigirle la palabra? Y, sin embargo, había que callar; tales eran los estatutos del «Club de los Silenciosos». El acierto psicológico con que están pintados los caracteres, la maestría evidente en el seductor desfile de personajes y, sobre todo, el vivísimo interés de la intriga, subyugan al lector desde la primera hasta la última hoja, donde por fin se revela «quién envió las orquídeas», quién era «La Sombra», y cuál era el secreto del «Club de los Silenciosos».