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Este libro narra los hechos acaecidos en Santa Marta (Magdalena) Colombia con ocasión de la Independencia de España. Los personajes de Santa Marta todos fueron leales al Rey Fernando VII y se opusieron al movimiento republicano, e hicieron todo lo posible por permanecer como colonia española.
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LA INDEPENDENCIA EN SANTA MARTA-Último Bastión Realista del Caribe Colombiano-: Último Bastión Realista del Caribe Colombiano
Noviembre de 2011, Bogotá, D. C. Colombia, Imprenta Nacional de Colombia
Hardcover
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En este libro, se abordan, por primera vez los fundamentos que produjeron un movimiento antipatriótico en la ciudad de Santa Marta. En verdad, Santa Marta había desarrollado desde el siglo XVI una adhesión a la Monarquía española, y la figura del “Rey Nuestro Señor” tenía una connotación religiosa, y para llegar a esta conclusión tuve que realizar un estudio exhaustivo que posibilitara entender este fenómeno, desde el punto de vista de la Antropología cultural y de la Antropología de la Religión, y así lo puntualizo en el Capítulo VI del libro:
A pesar de todos los esfuerzos ingentes de El Libertador, por hermanar a estos pueblos, en esta minúscula ciudad, a orillas del Mar Caribe, sus habitantes del siglo XIX, persisten en ser “fieles y leales” al Rey de España. Como consecuencia de esta persistencia insólita de seguir siendo vasallos, los samarios arman una revuelta, con la ilusión de conservar su dependencia peninsular.
la conciencia del pueblo de Santa Marta, tanto la clase de los blancos, como la del pueblo, conformada por pardos, indios, negros y zambos, estaba sujeta a las enseñanzas dogmáticas de la Religión Católica, y la dependencia a la autoridad eclesiástica era tan desmesurada que, no hubo poder humano posible que los convenciera de la necesidad de un gobierno republicano, cuyo fin último, en la mente de Simón Bolívar era la igualdad.
El “Rey Nuestro Señor”, es un calificativo con una enorme carga religiosa, que se deduce de la categoría del rey, cuya autoridad era “por mandato divino”.
El concepto de Derecho divino incorpora, aunque exagera el antiguo concepto cristiano de "derechos dados al rey por Dios", que sostiene que "el derecho a gobernar es ungido por Dios", aunque esta idea se encuentra en muchas otras culturas, como las tradiciones de los arios y del Antiguo Egipto. En las religiones antiguas el rey suele verse como un hijo de una divinidad, lo que le convierte en un déspota que no puede ser desafiado. En la Conquista de América por los españoles se usaba como arma de convencimiento “la unción del Rey” por disposición del Papa, Vicario, es decir representante de Cristo en la tierra. De modo tal que, desafiar la autoridad del Rey, era desafiar la autoridad de Dios, y los samarios profesaban un respeto inalterable a la autoridad divina, y desobedecer al Rey, significaba correr el peligro de condenarse para toda la eternidad.
Las bases bíblicas del derecho divino de los reyes provienen en parte de la Epístola a los romanos (13, 1–2), donde se dice:
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”.
Las bases bíblicas del derecho divino de los reyes provienen en parte de la Epístola a los romanos (13, 1–2), donde se dice:
“Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos”.
Pero la dignidad del rey es mayor porque refleja la naturaleza divina de Cristo, en tanto que el sacerdote refleja su naturaleza humana. Es necesario que en el Estado sólo exista una cabeza suprema, pues, de lo contrario habrá confusión. Esta cabeza es la potestad temporal, que debe serlo en todo y para todo.
Estas teorías eran defendidas por la Santa Sede mediante sus obispos en todas sus jurisdicciones eclesiásticas de las Indias, y en Santa Marta, tuvieron un eco rotundo, abrumador en la conciencia de sus habitantes. El Cabildo civil y el Gobernador de la Provincia no actuaban sin la previa consulta al obispo, y las determinaciones que se tomaban pasaban primero por la mente del prelado. Es por esta razón que, en el Acta se consignó una sentencia que resume mi exposición, y fundamenta el realismo de Santa Marta:” en defensa de nuestra Religión Católica Apostólica Romana, de nuestro muy amado soberano el señor Don Fernando Séptimo”.
Repasemos, el texto completo del Acta del Cabildo, que nos concierne:
¿Juráis a Dios por estos santos evangelios cumplir y desempeñar el encargo de vice- presidente y vocales de la Junta Provincial de Gobierno, velando por la seguridad del pueblo, derramar vuestra sangre y sacrificar vuestras vidas en defensa de nuestra Religión Católica Apostólica Romana, de nuestro muy amado soberano el señor don Fernando Séptimo y defender la libertad y seguridad de la Patria?
“Este pueblo fiel y leal a su rey don Fernando VII, cada día da pruebas de su mayor obediencia y a prevenirse de funestos resultados por las ocurrencias de la Capital del Reino”.
“Que V.M. (Vuestra Majestad) se digne como lo suplicamos mirar por este fiel pueblo que no pide ni quiere otra cosa que obediencia a su legítimo y suspirado soberano”.
“A los Reales Pies de Vuestra Majestad”.
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Feedback?November 30, 2011 | Edited by William Hernandez Ospino | Added new cover |
November 30, 2011 | Edited by William Hernandez Ospino | Edited without comment. |
November 27, 2011 | Created by 186.82.114.170 | Added new book. |