Auliya es una joven que, desde que nació, ha sido objeto del desprecio y las burlas de los demás habitantes de Achedjar, la aldea donde vive, en pleno desierto magrebí. El objeto de esas burlas es la incipiente cojera de Auliya, que sólo se siente querida por Leila, su madre. Sin embargo, tanto Leila como la propia Auliya saben que ésta es especial y que tiene el don de prever cuándo y cuánto va a llover. Un día llega a la aldea un joven moribundo, Abú al-Jakum. El hombre ha sido herido por los djinns, espíritus salvajes del desierto, mientras realizadaba un emocionante viaje en busca del mar. Auliya se encarga del cuidado de al-Jakum, se hace amigo suyo, comparten los mismos sueños con respecto al mar y poco a poco se enamora de él. Pero al-Jakum muere. A partir de aquí, Auliya descubre que no sólo tiene el don de prever las lluvias, sino también de invocarlas y de dominar a los animales mediante el lenguaje. Cuando el pueblo la sorprende en plena demostración de sus poderes, su propio padre la acusa de estar poseída por el espíritu endemoniado de al-Jakum y la destierra. Tras despedirse de su madre, Auliya emprende un largo y duro viaje en busca del ansiado mar. A medida que Auliya se adentra en el corazón del desierto, su magia parece desaparecer. La sed y el cansancio se apoderan de su cuerpo y, Auliya, sabiendo que su muerte está cercana, se entierra en una fosa en pleno desierto. Cuando abre los ojos descubre que está viva, pero su cuerpo ya no es el de una muchacha, sino el de un jerbo, una rata del desierto. Gracias a sus recuerdos de cuando era humana, Auliya se gana la confianza de una tribu de jerbos con los que va en busca del mar. Un día llegan a un oasis, y allí ve a Jauasi, un antílope que, según el milano que la acompañaba al principio de su viaje, le ayudaría a encontrar el mar. Cuando el pequeño cuerpo del jerbo entra en contacto con el agua, Auliya vuelve a transformarse en humana. Tras permanecer algunos días en el oasis, se levanta un fuerte viento del desierto, llamado simún, y lo arrasa todo. Auliya es rescatada y posteriormente secuestrada por el djinn Sakhr el Genni, que pretende casarse con ella y adquirir su magia para conquistar el corazón de los humanos. Justo cuando está a punto de morir a manos de Sahkhr el Genni, el espíritu de al-Jakum salva a Auliya, que logra escapar del palacio en el que estaba recluida. Luego, con ayuda de Jauasi, consigue cruzar el Sirat y alcanzar por fin el mar, donde muere ahogada, pero contenta de haber llegado hasta él. La leyenda cuenta que Auliya se transformó en sirena y que con su magia ayudó a los pescadores que habitaban la ciudad de Jinevera. Entre esos habitantes está el joven tejedor, Mozab, en el que Auliya reconoce a al-Jakum. Se casan y, diez años después de haberse marchado, regresa a su aldea natal, donde hace florecer árboles y crea un pozo de agua inagotable para sus habitantes.